Hace 20 años, en los cuarteles generales de la
principal compañía de software de Reino Unido, Ocean, sonaba en la radio de un
diseñador los inconfundibles acordes de “Like a Prayer” de Madonna. Ocean
estaba en pleno apogeo, contaba con las mejores licencias de televisión y cine,
así como la exclusiva para conversionar las
recreativas más punteras. Todavía era respetada y temida por sus
competidores. Así es como yo intento recordarla, no como la lamentable
desarrolladora que se arrastraba en las consolas de 32bits / 64bits y que acabaría quebrando tras el
sonoro batacazo de GT64.
Me propongo hacer una serie de entradas relatando la
historia de la compañía británica que nos trajo joyas del calibre de: Head over
heels, Movie, Parallax, Where the time stood still y Platoon. Espero que sean
unas 4 en total: el nacimiento, esplendor en 8 bits, el salto a los 16 bits y
la decadencia.